Mirando por encima del hombro

7.06.2005

God Bless America / Gora San Fermín

No, no soy pamplonica, pero este año el 7 de julio supone el inicio de mis pequeños intervalos de vacaciones, entre las "pasarelas" (cursos de verano para que los alumnos de diferentes especialidades puedan acceder a otros módulos) y seminarios. Mañana Jueves es la sesión de clausura del seminario (todo un éxito, la verdad) y disfrutaré del dolce far niente durante tres días seguidos. Va a ser un fin de semanas de fuegos artificiales, barbacoas, puesta al día de cine.... todo ello con Michelle. Llevamos una semana sin vernos y ya se me estaba haciendo larguísima.

El martes tuve la oprtunidad de ir a la fiesta que la embajada de EEUU da todos los 4 de Julio. No es que sea un VIP ni nada de eso. Simplemente, conocí a un norteamericano mi primer año en la residencia de estudiantes de la UQAM y me inscribió en un registro para poder acudir ese verano a la fiesta nacional americana. Luego he seguido recibiendo esas invitaciones puntualmente todos los años, así que allí me colé y en su fiesta me planté. Desde luego que hubo Coca Cola para todos y algo de comer. No había mucha niña mona, ni sola ni acompañada, pero lo pasé bien en compañía de mis amigos americanos, a los que, por desgracia, solamente veo un par de veces al año. Terminamos a las tantas, bastante perjudicados a base de Labatt bleue, cantando en Aux Deux Pierrots una difícil mezcolanza de canciones típicas mejicoespañolasestadounidenses. Yo bordé ( o al menos eso recuerdo) aquella canción de "sigo siendo el reeeey" y la inefable "Clavelitos"con dos botellas de cerveza en vez de pandereta. El ingenio hispano.... Patético.
Este pequeño paréntesis de farra inocente y bienintencionada no afectó demasiado a mi trabajo de coordinador del seminario. Eso sí, al día siguiente ocupé un discreto sitio fuera de la mesa de ponentes donde me temo de descabecé algún sueñecillo.
En fin, que entre unas cosas y otras tengo una auténtica necesidad de dormir del tirón algunas horas y de ponerme al día en las tareas del hogar. En confianza os digo que mañana usaré mi última camisa planchada y que mi nevera parece el escaparate de alguna tienda de la URSS en la época de Breznev.
Ni siquiera me queda el medio limón reseco típico de toda nevera española que se precie.